Atardecer en La Pared - Siempre vale la pena una excursión

Aventura en la Roca del Cocodrilo – Una caminata que se convirtió en leyenda
Nuestra caminata costera de hoy comenzó de manera discreta en el aparcamiento del restaurante Caretta Beach en La Pared. La mochila aún estaba pesada con agua vital, y los zapatos, libres de arena; en resumen, todavía parecíamos senderistas perfectos para Instagram. El cielo, indiferente a las nubes, prometía un día lleno de sol y aventura. Nuestra primera etapa nos llevó por paisajes áridos hasta el mirador Punta Guadalupe. Armados con nuestras cámaras y con gafas de sol en la nariz, nos plantamos allí mirando al Atlántico salvaje. El viento nos azotaba con su brisa salada, como si dijera: „Bienvenidos, terrícolas, pero no crean que tienen algo que hacer aquí“.
Tras una meticulosa limpieza –¿quién quiere gotas de agua en su lente?– dejamos atrás el mirador y nos adentramos en la próxima aventura. En el Barranco Puerto Nuevo surgió la pregunta: “¿Es esto un sendero o un crimen geológico?”. El suelo suelto y afilado parecía conspirar contra nosotros. Cada paso requería la máxima concentración. „Esto no es senderismo, es una prueba para un reality de supervivencia“, murmuró Sandra mientras tropezaba con una piedra particularmente traicionera. Solo pude asentir, imaginando cómo nos enfrentaríamos a osos y otros senderistas en televisión. Cada roca parecía detestarnos personalmente.
La siguiente parada fue la Playa de las Hermosa, una playa negra rodeada de acantilados que parecían esculturas surrealistas. El mar, con su oleaje salvaje, resultaba tan bello como peligroso. “¡Qué acogedor!”, dije irónicamente mientras una ola devoraba casi toda la playa. Reunimos fuerzas antes de afrontar el siguiente desafío: la icónica Roca del Cocodrilo. Desde lejos, parecía un enorme cocodrilo petrificado. „¡Una invitación!“, proclamé y me tumbé en sus mandíbulas de piedra. Sandra, siempre aventurera, trepó a su cabeza. „Pareces Rose de Titanic“, grité. „Entonces vuelve a tercera clase, Jack“, respondió riendo.
El regreso nos obsequió un espectacular atardecer. El cielo se llenó de naranjas, rojos y violetas, enmarcado por el Kalima. Nos detuvimos en las acantilados de Playa del Viejo Reyes, sintiéndonos parte de una pintura creada solo para nosotros.
Al llegar a casa en Giniginámar, el día terminó con bocadillos caseros, ajo tostado, vino tinto y música suave. Mientras cenábamos, notamos que la arena negra no solo estaba en nuestros zapatos, sino también en nuestra mesa. „Recuerdos del día“, comenté. Y nos dimos cuenta de que esta caminata no fue solo un paseo: fue una aventura épica. Bienvenidos a Fuerteventura, donde incluso una simple caminata se convierte en leyenda.
consejos:
Aquí puedes descargar la ruta: casi como una aventura, solo que sin caminar.

El mirador para una puesta de sol espectacular: un momento que no te puedes perder.

Y si prefieres evitar la caminata, ¡no te preocupes! Puedes aparcar cómodamente cerca. Desde el aparcamiento, solo hay unos 1 km a pie sobre las inquebrantables losas de caliza, y no te preocupes, la roca no muerde. El aparcamiento (GPS: 28.24126, -14.21265) – tu punto de partida para esta pequeña, pero maravillosa aventura.


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